
El microhormigon una vez aplicado, alcanza el 59 % de resistencia química y de sus características mecánicas a los dos días (unas 48 horas), y a los 28 o 30 días su curado es completo, eso quiere decir que el sellado de la superficie es total.
Es fundamental que en estas primeras semanas que transcurran una vez colocado se tenga especial cuidado en su uso, para no dañar la superficie hasta que ésta se seque por completo.
No olvidar que según el sitio dónde se haya colocado, la última capa será el impermeabilizante y sellador adecuados para la situación (anti grasas en cocinas y garajes, antihumedad en aseos o espacios expuestos, etc.)
Se aconseja no transitar la zona donde se aplicó el microhormigon al menos durante los dos días inmediatamente posteriores a la aplicación y evitar los derramamientos de cualquier tipo de sustancia líquida que pueda afectar el acabado, ya que aún puede conservar algo de porosidad.
Se debe proceder con cuidado al caminar sobre la superficie tratada la primera semana y no es recomendable que al menos por el primer mes, se arrastren muebles o se coloquen objetos muy pesados que puedan marcar y estropear el acabado.
Cuando ya ha transcurrido el tiempo suficiente como para que el sellado esté libre de poros y completamente seco, su durabilidad y resistencia mecánica son formidables. El mantenimiento habitual se debe hacer con jabón de PH neutro y agua, aplicando un trapo húmedo cuando sea necesario, dependiendo del uso que se le de a dicho suelo.
No existe un límite en cuanto a la periodicidad de la limpieza, ya que depende de tránsito que tenga la superficie tratada con microhormigon. Ante un derramen puntual se recomienda quitarlo por el método antes mencionado a la brevedad. Cada tanto se puede aplicar una capa de EASYFLOOR REFRESHER que reforzará y protegerá el sellado más superficial.
La capa de microhormigon, una vez seca es sumamente resistente a impactos y golpes e incluso a la circulación de vehículos muy pesados, por lo que si está bien aplicada no debería resquebrajarse ni rayarse, pero en caso de que se produzca cualquier tipo de avería de este tipo, es muy fácil de reparar.
El peor enemigo de estos suelos por su fina terminación es la arenilla, por lo que se aconseja colocar a la entrada del local un felpudo, donde poder limpiarse los zapatos y evitar de esta manera que se puedan producir rayas en el sellado final.